domingo, 13 de diciembre de 2009
... en el fin del mundo
a veces levantamos la mirada en busca de ningún lugar, otras escondemos el alma donde nadie sea capaz de verle los ojos y buscamos desesperadamente una esquina en el tiempo, una arista a la vuelta de la calle donde poder perdernos...
así continuamos en una búsqueda continua mientras el otro lado de cada uno muestra una sonrisa afable, casi sincera que despierta el interés de aquellos que pasan a nuestro lado.
es bueno llorar solo, es mejor no compartir el dolor aunque todo el mundo se empeñe en darte la mano, lo bueno es encontrar un lugar como este, donde los brazos del devorador de la noche abraza en silencio para recordarnos que somos lo que la vida nos ofrece y que somos lo que seamos capaces de dar porque realmente ese sera nuestro equipaje... no cabe nada mas, solamente lo que hemos regalado al otro...
(aunque suene cursi) es mi fin del mundo... el presente acaba de convertirse en pasado.
Carmen Puerta
Sentada en el tiempo
sin la prisa de los días,
dejando fría la nieve
que este invierno florece.
Empujo hoy los segundos
en contra de las agujas,
rasgando la trayectoria
que apaga la ironía.
Quiero un camino sola
sin pagar en los peajes,
no quiero despertar hoy
escuchando los consejos:
“Espera hasta mañana”
-Hoy no es día de morir-
Yo me digo destruida…
Solo es cuestión de tiempo.
Carmen Puerta
sin la prisa de los días,
dejando fría la nieve
que este invierno florece.
Empujo hoy los segundos
en contra de las agujas,
rasgando la trayectoria
que apaga la ironía.
Quiero un camino sola
sin pagar en los peajes,
no quiero despertar hoy
escuchando los consejos:
“Espera hasta mañana”
-Hoy no es día de morir-
Yo me digo destruida…
Solo es cuestión de tiempo.
Carmen Puerta
Reflejos de Haiku
“Reflejos de Haiku, es un desnudo sencillo de las letras y la imagen.
un homenaje a la poesia japonesa haiku y un desnudo interiorista, y modernista
que fusiona dos momentos en un solo cuerpo….”
Carmen Puerta
El primer gran "haijin" , escritor de haiku, fue Matsuo Basho (1644 - 1694). Basho escribió numerosos haiku, así como varios libros de viaje en los que se combinada prosa y poesía entre los que destaca el titulado Sendas de Oku, relato sobre su periplo por el norte del Japón. Basho desarrolló un haiku inspirado fundamentalmente en la contemplación de la naturaleza:
Sobre la rama seca un cuervo se ha posado ; tarde de otoño.Basho ejerció una gran influencia en su época y hubo gran cantidad de poetas y discípulos que se formaron en sus principios literarios y espirituales. De entre todos ellos, cabe destacar el grupo de los llamados "10 filósofos": Etsujin, Hokushi, Joso, Kikaku, Kyorai, Kyoroku, Ransetsu, Shiko, Sanpu y Yaha. Casi todos ellos fueron, a su vez, maestros de otros muchos nuevos poetas, manteniendo encendida la llama del venerable Basho durante muchos años después de su muerte.La escuela de Basho no era la única que producía haiku en aquella época. Cabe destacar también en calidad literaria, aunque con menos seguidores, la escuela de Onitsura (1660 – 1738), poeta que bebió en su juventud de las mismas fuentes de Basho, con el que comparte significativamente muchos detalles de su vida y de su concepción del haiku.Las poetisas: No son ajenas a este momento de gloria de las letras japonesas muchas poetisas que surgen por todo el país. Destacaremos varios nombres: Sute, Sono, Shushiki, Shofuni y, sobre todo, Chiyo (1701-1775), considerada la mayor poetisa de haiku de Japón y discípula de uno de los 10 filósofos (Shikô), aunque luego cambió de maestro. Los haiku de Chiyo han sido a veces criticados por su excesiva subjetividad, cuestionándose sobre todo si deben o no ser considerados como tales, y a veces también, desgraciadamente, por el mero hecho de que quien los compuso fue una mujer.
El haiku no es un tipo de género poético en peligro de extinción: la producción nacional en Japón se estima en varios millones de haiku al año. Y nada hace presagiar su decadencia, más bien al contrario. La aparición de nuevos autores hace suponer una larga vida al haiku.
Perdiendo un lunes
Levanto despacio las sabanas de los vinos y las rosas,
encorcho el resto de la botella que dejaste abierta,
transcribo la forma arrugada de un despertar,
comienzo a buscar la normalidad sin encontrarla.
He rebuscado entre los cajones,
debajo del sofá
incluso, deshojadas las hojas de un cuaderno
donde escribirá el ocaso del domingo.
Pasan los minutos, las horas
y los segundos disfrazados de
estambres amarillos,
sigo sin encontrar el lunes maldito...
Recordando lo que no hice,
lo que quise hacer y lo no prometido,
regrese al mismo domingo,
volviendo sobre los pasos
de tres segundos olvidados.
Fui más lejos,
levante los muebles de madera,
aquellos hechos con robles de momentos,
saque los cajones de la desesperación,
reorganice lo más íntimo
- lo oculto-
y me di por derrotada cuando descubrí
que me faltaba el lunes,
porque me lo había bebido en tus brazos.
Carmen Puerta
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