sábado, 13 de marzo de 2010


Hoy luce el sol y no tengo ganas de versos, he escuchado por primera vez en muchos días el sonido de los pájaros, le dan una nota diferente al espacio que comparto.
Desde mi ventana veo una casa en ruinas, llama mi atención las tejas rotas, el musgo que comienza a marchitarse entre ellas anunciando como el invierno comienza hacer su equipaje, doblando suavemente la nieve, emperchando al viento con sus largos brazos y cerrando herméticamente el saco de lluvia invernal.
Una madera abierta, grisácea ya penetra entre los ladrillos sin cubrir.
-Me provoca tristeza-
No lo hacen las casas en ruinas, son puro romanticismo si no aquellas interminadas y dejadas a un lado en el tiempo, esta, esta desnuda de hormigón y pintura, como un esqueleto a la intemperie dejando que lo miren, ventanas abiertas donde se ha ido refugiando el frío cada noche y ahora comenzara a ser habitad de los pequeños pájaros que comienzan a llegar.
A veces cuando despierto y veo esa imagen me obligo a mirar al campo, ya esta verde, no tengo la visión blanca de los días pasados, bella pero nostálgica como lo son los besos que murieron sin llegar a otra boca.
En mi tejado viven unas golondrinas que todavía son ausentes, deseo despertarme con el sonido de sus alas, con el revoloteo y la imagen de su pequeño cuerpo en mi ventana y el recuerdo de niña donde mi padre me decía:
Las golondrinas vienen del cielo…..


Carmen Puerta, en una mañana de marzo...