miércoles, 4 de abril de 2012


Besar tu piel doliente
mientras mis manos acunan tus labios,
deslizar la oblicuidad parnasa de mi lengua
y poco a poco devorar el tiempo.
No quedan silencios inmóviles,
tu sangre espera paciente mi boca
detrás del latido que despierta el instinto.
Devoro, calmo y lloro miel de lunas
haciéndote el amor en el abismo de la espera…
Amanece, es tarde y amanece,
deseas más, me ruegas que sujete la noche
para dejar de sentirte hombre y ser
propiedad privada a mi capricho.

Carmen Puerta