
Abrir los besos con la delicadeza del agua,
cerrar los abrazos caldeando el alma,
despertar la magia
y sentir los latidos de la voz.
Poco a poco describir las formas
que tu piel dejo tatuadas,
desnudar recuerdos,
detener noches ausentes,
y sentir los latidos de tu voz.
Y sentir los latidos de tu voz
en distancias cercanas,
recoger los besos dados
para plantarlos,
llevarlos puestos por si vienes
y entonces… entonces…
Sentir tu voz en mi latido.
Carmen Puerta