viernes, 8 de abril de 2011


Sombras dispersas en la oscuridad de la noche descienden alumbrando caricias que han proclamado tímidas el tiempo. Tus manos, aguamarina en forma de oleaje hacen manjares de brisa cífara con la pasión que la piel abraza como besos de mariposa el día de lluvia. Abro los ojos embriagada de ti, la noche sazona lo que un momento gris queda convertido en suspiros de esperanza. Desciendo a tus labios como andinista en el tejado del tiempo, sonríes, estamos colgados en la espalda de la nada, metiendo la timidez en el armario de la vida donde el viento no llega. Carmen Puerta