miércoles, 21 de abril de 2010


Míara sonríe cuando él se acerca,
deja bajo la mesa su bolso gris
y con la timidez de un pajarillo
sonríe esperando la complicidad
que le lleve al abrazo.
… pero no llega, solo la ausencia entre
los recuerdos de un pasado
que un día fue presente y el sabor
de la nostalgia en forma de lágrimas
que con brusquedad bajan
por su garganta.
Míara ya no espera,
el camino es largo pero sabe
que debe hacerlo sola …


Carmen Puerta