martes, 20 de julio de 2010



30 de noviembre de 1936

Miro tus cristalinas manos
doblando con la delicadeza rosa
de tu piel mis camisas,
la de los domingos y aquella
que tejiste para un jueves de Pascua.

Preparas mi marcha sin lágrimas,
silenciándolas detrás de mi espalda.
Siendo única, tú, madre,
hasta el día de mi marcha.

Me alejo con el tesón de un hombre adulto,
camino en busca del río.

En estos momentos, dudo si morir
o seguir caminando hacia esta guerra
que han hecho mía...

Y tú tropiezas en mi retina
paseando, mimbre blanco,
deslumbrando cual rayo de sol
que ciega mis ojos.

Golpea en mis adentros el latir
de un corcel desbocado,
hago mía tu sombra que, aún nublada,
debe de ser blanca.


Volviendo a casa, meteré
en mi maleta jovial tu nombre.
Lo desconozco. Aún así,
te llamaré Ángela,
Ángela.

Hoy parto, dicen que por mi patria.
Llevo el alma desquebrada,
mi madre y tú,
dos recuerdos como lápidas.


Carmen Puerta.

Del poemario "la otra orilla"

6 comentarios:

  1. "Y tú tropiezas en mi retina
    paseando, mimbre blanco,
    deslumbrando cual rayo de sol
    que ciega mis ojos."

    Es un placer disfrutar de versos como estos.

    Gracias

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  2. Gracias a ti por leerlos Mistral, azul.... amigo mio

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  3. sólo unas pocas cosas. nada más. las maletas deben ir medio llenas y medio vacías. una nunca sabe lo que luego se podrá encontrar.

    amenazo volver.

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  4. CLo, bello tu blogs y tus versos, felicidades por ellos, amiga.

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  5. Carmen, lugar donde todos los azules de acrisolan y laten.
    Leerte y descubrirte a veces resulta emocionante.
    Un beso de Javier y saludos de Fabián.

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  6. querido amigo, sonrio al verte por aqui, saluda a nuestro querido Fabian de mi parte y un abrazo enormemente azul para ti....

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