domingo, 10 de octubre de 2010


Hoy subo a tus manos,
Como el alpinista escalando
la cumbre deseada.
Caproné entre tus dedos,
ascendí sin encontrar escalones de hielo.
Vistiéndome de andinista,
descanse entre una noche
de abril y dos olivos.

Encontré un fósil de pasión
capaz de despertar un glaciar
entre la penumbra de la noche.

Ausente de tiempo
me situé en el corazón
con el canto de unas golondrinas,
-el más alto-
y escondía cientos de besos
llenos de agua.
Bebí hasta saciarme
de risas
y palabras,
-bellas palabras-
silenciadas en su forma pragmática.

He descendido
-hechizada-
encontrando entre mis dedos,
la huella dibujada de un corazón.
Carmen Puerta

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